sábado, 5 de marzo de 2011

Orientación al sistema familiar y atención directa a niños/niñas

Orientación al sistema familiar

Entendemos por orientación familiar “el conjunto de técnicas que se encaminan a fortalecer las capacidades evidentes o latentes que tienen como objetivo el fortalecimiento de los vínculos que unen a los miembros de un mismo sistema familiar, con el fin de que resulten sanos, eficaces y capaces de estimular el progreso de los miembros i de todo el contexto emocional que los acoge” (Ríos, 1994).

Con el fin de que ningún aspecto de la realidad presentada por la familia quede fuera del radio de acción del ámbito de la orientación, y tomando en cuenta el tipo de situación presentada, podemos abordarlo desde tres posibles finalidades:

Prevención: Podemos considerarlo como un medio de prevención de conflictos intrafamiliares, al mostrar a la familia la forma de construir una sana interacción. La intervención se da a nivel educativo, por lo que el profesional no analiza la interacción propia de una familia. Al considerar a la familia como uno de los núcleos principales para el desarrollo personal y social de cada uno de sus miembros, es necesario dar a conocer las formas más adecuadas de comunicarse e interrelacionar entres sus componentes, así como las etapas de desarrollo que atravesara tanto personalmente como de manera familiar. Generalmente este trabajo lo desarrollamos a través de las escuelas de padres o la formación permanente de adultos.

Asesoramiento: Pasamos a un nivel más complejo en el que no podemos limitarnos a informar, si no que , dados los obstáculos del dinamismo familiar y de la evolución de cada uno de sus miembros, las intervenciones van dirigidas a trazar líneas mas adecuadas de convivencia comunicación que permitan solventarlos. El profesional interviene sobre la demanda de una familia, por lo que tendrá que analizar en profundidad la interacción de todo el sistema, para replantear y formular reglas de interacción y de comunicación.

Tratamiento terapéutico: Las situaciones que se abordan desde este nivel son aquellas que han degenerado en crisis profundas de tipo personal o familiar de las cuales no son capaces de salir por si mismos y necesitan de apoyo y orientación especifica para sus circunstancias concretas.

El conocimiento de la interacción familiar que haga el profesional es fundamental, ya que tendrá que ilustrar los cambios y las posibles estrategias para conseguir romper los dinamismos que están paralizando el sano crecimiento de todo el sistema familiar.

Cuando la familia requiera una intervención, bien sea como asesoramiento bien como un tratamiento terapéutico, el profesional debe tratar de captar todo el funcionamiento de la interacción familiar, pues cualquiera de los estados de esa interacción puede ser el que esté interfiriendo en el sano desarrollo del sistema. Además en ese análisis el profesional descubrirá las potencialidades que le ofrece la familia y los puntos fuertes en los que podrá apoyar toda su intervención.

Para esto le será de gran ayuda:

Intentar desmontar la linealidad y aprender a conocer y reflexionar con las consecuencias distinciones e hipótesis desde una perspectiva sistémica.

Desde esa perspectiva planificar la intervención, tener un repertorio de técnicas y estrategias clínicas, etc.

La Orientación Familiar ha experimentado la escasez de estudios sobre el ámbito familiar, las dificultades por las que atraviesa la familia actual y la variabilidad del contexto social que somete a la familia a continuas adaptaciones, nuevas actitudes, nuevos enfoques, nuevos modos de elaborar las propias experiencias...
La orientación familiar empieza a tomar protagonismo. Se considera entonces que la educación de los padres requiere de antemano un adecuado conocimiento del sistema familiar como grupo humano y sistema de comunicación interpersonal, así como obtener datos precisos de cada familia en particular.

La acción orientadora puede variar dependiendo del enfoque teórico al que se adscriba cada profesional. RIOS GONZALEZ, J. A., prestigioso y reconocido terapeuta familiar en su «Manual de Orientación y Terapia Familiar» señala lo que debe ser la orientación familiar:

- El proceso de maduración personal dependerá de cómo se planteen y desarrollen las relaciones entre los distintos miembros del sistema familiar.

- Dichas relaciones, aún teniendo en cuenta las características individuales de cada sujeto, configuran un determinado estilo que explica el modo de progresar hacia la madurez personal y la integración social en sus distintas modalidades.

- El planteamiento sistémico resalta que todo está relacionado, niegan la validez o cualquier intento de explicar un fenómeno como algo aislado.

- Esto hace que observemos el comportamiento y el proceso de maduración como el resultado de interacciones y circularidades que tienen lugar en el interior de un sistema. En este caso, en el interior del sistema familiar que se analiza y observa.

- El planteamiento sistémico no centra la orientación familiar en el seguimiento individual de un sujeto concreto que se presenta al orientador como «problema», sino que va a centrarse en el estudio del «sistema relacional» del que forma parte ese sujeto señalado como conflictivo, difícil o problemático.

- Consecuentemente, el orientador familiar no sólo ha de conformarse con diagnosticar la situación personal individualizada de un educando, sino que tratará de profundizar en las apariencias que le muestran los padres o profesores-educadores (ya sean «comportamientos anormales», «trastornos de aprendizaje», «dificultades de adaptación», «síntomas de apariencia psicopatológica», «síndromes encuadrados generalmente en la patología»... ) tienen como lenguaje cifrado que obedece a un código con el que se transmite un significado comunicacional en el ámbito de ese sistema relacional concreto.

- El orientador familiar tiene como tarea o función desenmascarar la relación que mantiene a un individuo del sistema familiar como el «conflictivo», el «difícil», el «problemático»... Estos síntomas se achacan con frecuencia a los más jóvenes o adolescentes (aunque vale también para conductas adultas). El profesional de la orientación ha de efectuar una nueva descripción de las conductas individuales del sujeto-paciente, en términos de relaciones interpersonales plagadas de comunicaciones simultáneas en diversos niveles.

- El orientador en cuanto experto debe tener en cuenta que tanto el diagnóstico como el seguimiento o terapia posterior se hagan teniendo en cuenta los elementos relacionales implícitos.

- La familia, desde esta perspectiva, se mostrará como un terreno en el que tiene lugar determinadas reglas para mantener estilos, introducir cambios o defender posiciones que se estiman inamovibles.

- El orientador familiar, ha de ser un experto en descubrir las reglas del juego sistémico que pone en práctica una familia concreta. La orientación familiar tendrá mucho de estrategia, para actuar sobre tales reglas y modificar la interacción que dificulta el desarrollo personal de sus miembros. Igualmente, deberá conocer las técnicas que facilitan los cambios en la estructura del sistema si es que con ellos se favorece el progreso de cada miembro y del grupo familiar como elemento dinamizante y de maduración (Ríos González, 1994: 31-32).

La Orientación Familiar (O.F) se entiende como la utilización de recursos a través de los cuales apoyar y reforzar la realización de la «area educativa y maduradora» de la familia, durante un proceso continuo. También tiene como objetivo fomentar determinadas capacidades (por ejemplo: las relaciones, cómo interactúa la familia, crear vínculos sanos y eficaces) que ayuden a los miembros de la familia de forma individualizada.

Ríos González define la O.F como «el conjunto de técnicas, métodos, recursos y elementos encaminados a fortalecer los vínculos que unen a los miembros de un sistema familiar para que puedan alcanzar los objetivos que tiene la familia como agente o institución educativa» (Ríos González, 1984).

El contenido fundamental de la Orientación Familiar se basa en la ayuda técnica que se le proporciona a la familia. Como hemos podido observar esta ayuda variará dependiendo de la situación por la que esté pasando la familia, yendo desde una ayuda más educativa o de asesoramiento, niveles en los que normalmente las familias poseen capacidad para resolver sus dificultades pero necesitan de la orientación del profesional en algunas cuestiones; a una terapéutica, en la que el sistema familiar. se encuentra en una situación extrema o desequilibrante y normalmente no son capaces de elaborar una solución que les permita cambiar y mejorar.

Todas las familias se rigen por una serie de reglas que le permiten avanzar y evolucionar hacia una continua apertura, en la que el equilibrio (homeostasis) entre los factores estables (morfoestáticos) y los factores que son susceptibles de cambio (morfogenéticos) hagan posible el progreso de todos los miembros del sistema familiar.

Aquella persona que quiera trabajar con familias ha de tener en cuenta un aspecto muy importante relacionado con el párrafo anterior. Sabemos que las familias están sujetas a cambios, por ello es fundamental saber y precisar con la mayor exactitud posible, qué es lo que cambia en ella y qué es lo que se mantiene, es decir, aquello que le proporciona estabilidad y permanencia y aquello que le provoca cambios.

En todas las familias nos vamos a encontrar una serie de factores fijos (temas comunes y universales) que siempre se van a dar y que luego cada una adecuará a su particular modo de vida. La función del Educador será clarificar y hacer presente en la orientación dichos factores.



El educador debe tener en cuenta algunas cuestiones:

- La resistencia de la familia a la orientación. Ocurre sobre todo al inicio de ésta que es cuando hay mayor grado de reticencia (esta característica dependerá del tipo de familia, el motivo o causa, el tiempo, la economía, las relaciones...).

- La neutralidad del orientador. El orientador debe hacer ver a la familia que «está con todos pero con ninguno en particular». Para trabajar con la neutralidad, es fundamental que el orientador conozca y tenga muy presente cuáles son sus valores y cuáles son los valores con los que se mueve la familia. En estos casos los valores del Educador han de servir para suscitar eficacia en la familia y no controversia.

Atención directa a niños y niñas.

La Federación Provincial de Productores y Campesinos Azuanos (FEPROCA, Inc.)y la Iglesia Asamblea de Dios Inc., del municipio Peralta, con el apoyo de Plan Republica Dominicana, están contribuyendo con el desarrollo integral de los 300 niños y niñas de o a cinco años residentes en 14 comunidades rurales de esta provincia, con la ejecución del Programa de Atención Integral a la Primera Infancia (AIPI),

El programa contempla beneficiar a 33 comunidades y ya está funcionando 14 de ellas, dentro de las que se destacan Pueblo Viejo, Las Yayas, Las Terreras Guayacanal, Barreras, Hato Nuevo, Magueyal, Cruce de Las Yayas, Villarpando, Bastidas, El Fundo, Arroyo Salado, La Canoa; Proyecto No 4, D1- Ganadero, proyecto 2-C, Los Negros y el sector El Prado, Azua.

Además de Peralta, Carrizal, Majagual, El Barro, Villa Corazón de Jesús, Las Lomas, Las Yayitas, Los Tramojos, Clavellina, El Rosario, Las Barias, Las Cienaga, Ansonia, La Ceiba y Los Jovillos.
De acuerdo con los datos suministrados por el señor Manuel Tejeda, Presidente de la FEPROCA, los principales logros alcanzados en el segundo trimestre de ejecución del proyecto son la apertura de 14 Centros de Atención Directa, con 20 niños y niñas cada uno y la capacitación de 251 miembros de los grupos de apoyo.

Tejeda, destacó el extraordinario aporte que está realizando Plan Republica Dominicana en beneficio de los habitantes de esta Provincia, implementando acciones que inciden en el desarrollo de la niñez.
Señaló que existe una coordinación efectiva entre el equipo de profesionales de la FEPROCA, el pastor Francisco Sánchez, presidente de la Iglesia Asamblea de Dios y la Unidad de programa de la oficina de Plan República Dominicana en Azua.

En otro orden, Tejeda resaltó la importancia de los Centros de Atención Directa, espacios donde los niños y niñas reciben estimulación educativa y de Salud con calidad, a través de los animadores y animadoras voluntarios y voluntarias, que han sido formados para realizar esta actividad.

Sostuvo que el proyecto contó con la realización de un diagnostico participativo, con una encuesta a 5 mil 500 familias con niños y niñas de 0 a cinco años.
Tejeda expresó que hasta ahora se ha fortalecido la coordinación interinstitucional con organismos locales, como los Ayuntamientos y Distritos Municipales, el Ministerio de Educación y empresas locales y se ha logrado la unidad de las comunidades donde se esta implementando el programa, las cuales están movilizando recursos para la sostenibilidad de esa iniciativa.

Señaló que otros de los logros obtenidos son la capacitación de 90 animadores y animadoras; la identificación de 37 espacios para iniciar un amplio programa de orientación en la modalidad de Orientación a Familias, con el fin de trabajar practicas de crianza saludables.

Dijo que se han realizado también las evaluaciones nutricionales a 14 Centros de Atención Directa, con la participación de 300 niños y niñas; y la sensibilización de 33 grupos de apoyo
¨Para fortalecer el aspecto de salud de los niños y niñas de 0 a cinco años, se han dado pasos importantes para la firma de convenios con las autoridades del Ministerio de Salud Pública, a través de las Unidades de Atención primaria UNAP¨

El Programa de Atención Integral a la Primera Infancia (AIPI).

El programa ofrece respuesta a las necesidades comunitarias expresadas en las agendas locales de desarrollo impulsadas por Plan República Dominicana en 49 comunidades de la provincia de Azua, en los aspectos relacionados con la primera infancia.

El proceso incluye un diagnóstico de la problemática de la primera infancia en cada comunidad; y la reflexión comunitaria, aportando soluciones lidereadas por ellos mismos.

Los objetivos específicos de este programa son la movilización de las familias con niños y niñas de 0 a 5 años, para una participación activa que garantice la aplicación de mejores prácticas de crianza y la sostenibilidad del proyecto, fortalecer las capacidades en las familias, promover prácticas claves adecuadas para la crianza y el cuidado del recién nacido y/o del embarazo e implementar una atención integral a la primera infancia en las UNAPs, así como fortalecer y conformar 33 redes locales, constituidas por familias, organizaciones y garantes de la zona de impacto del proyecto.

El proyecto contempla también, promover la concertación de alianzas con instituciones estatales y privadas para la implementación de acciones y movilización de recursos para la garantía de los de los derechos de los niños y las niñas, en 18 comunidades.